Pensamientos de mi Venezuela
Muchas veces veo videos en Youtube como una forma de distraerme, pero hoy ocurrió lo contrario, comencé a meditar y por este medio expresar lo que estamos viviendo en Venezuela, queriendo hacer de todo sin lograr mucho porque al parecer los sueños se están estancando. A veces ocupamos la mente en otras cosas para intentar vaciar los pensamientos de preocupación y desilusión, pero me casé de hacerlo y por ello afrontar mis sentimientos.
Venezuela me recuerda siempre que necesita un cambio pero más que uno político, social, económico, etc, un cambio espiritual. Me robaron mi teléfono hace algunos días, a esto no le quise hacer mucho hincapié porque nada terrenal es indispensable, que no sea oxígeno, agua, eletrolítos, etc, :D ustedes entienden, digo ustedes porque quizás mi blog algún día será leído por muchas personas. La cuestión es que Dios me ha dado mucha fortaleza para enfrentar las pérdidas, ya que hoy en día en mi país sucede seguido las pérdidas económicas, de moral, principios, humanas, entre otras. Además confío en que Dios me dará algo mejor, sin embargo me he sentido algo afligida porque las noticias buenas se alejan cada vez más, y las que llegan son de corta duración, con esto no quiero decir que Cristo no sea lo mejor que me ha pasado en la vida por que si lo es, sino que hay un obstáculo que nos impide avanzar con pasos firmes. Saber que me robaron de la forma más frívola, porque se ha perdido el amor hacia el prójimo. Un estudiante al igual que yo, con experiencias comunes quizás, viviendo las dificultades, conociendo el esfuerzo para obtener las cosas, y aún así no tener un corazón capaz de no hacer lo que está mal, muy pocos los que practican el bien, pero por lo menos evitar hacer lo injusto porque todos queremos que sean justos con nosotros, y después dicen ¡La vida es injusta! Injustos somos nosotros que no actuamos con verdad y equidad. Hoy me arrepiento porque tiempo atrás fui egoísta, no gastaba el dinero con inteligencia, no supe vivir en abundancia. Muchos fuimos así supongo, pero debo decir que Dios me ha provisto de los alimentos, viendo como usa a otros para bendecirme, cuando a veces quizás no lo merezca o tal vez sí. He visto la gloria de Dios y les aseguro que ella se manifiesta aun más en los momentos donde no podemos, donde nos rendimos ante él para que pelee por nosotros. Me he dado cuenta que estoy intentado callar mis pensamientos de lo que ocurre en Venezuela, trato de no quejarme pero el silencio en mi corazón hace que duela la indiferencia. Quiero contar un poco de mi vida antes de todo esto, y es que en mi vida todo estaba planificado para cumplir mis metas y sueños, pero nos estrellamos con aquellos que no aman el bien común sino el propio, que juegan con las ignorancia y la vulnerabilidad del pueblo. También no solo me encontré con lo que no podía controlar, pues era una niña y los niños no tienen relación con el presente del país sino con su futuro al convertirse en adultos, sin embargo lo mínimo que podía hacer que era poner a Jesucristo en primer lugar, pero luego lo comprendí. Ninguno de nosotros estaba preparado para lo que venía, repito no supimos vivir en abundancia. Cuando niña mis padres me compraban zapatos, uniformes, útiles, alimentos, aparatos electrónicos, juguetes y demás con dos sueldos que actualmente no alcanzan para nada, en mis cumpleaños siempre compraba ropa nueva, pero no compré con conciencia, quizás pude tener muchas otras cosas más beneficiosas pero la vanidad nos lo impide. Confesaré; me volví loca en una venta de garaje porque casi nunca tengo lo que de verdad me gusta, vendí mucha de mi ropa, porque mi mamá no me entiende, lo atribuyo a que me tuvo a una edad avanzada o que perdió esa conexión de que ambas somos mujeres y nos queremos sentir como una. Pude apreciar como las personas en esos sitios de ventas de artículos usados tienen que comprar lo más baratos, la ropa que se estiran de una vez, zapatos que quizás no les gustan por que los que tienen se han dañado, pero en este preciso momento reflexionemos, se agudiza cada vez la crisis, pero aun hay esperanzas. Si embargo de formas inexplicables tengo lo que necesito pero con las que sueños día día, y muchas metas no se han cumplido. Antes habían más oportunidades lo reconozco y por ello quería expresar como mi vida cambió porque ahora dependo de Dios y soportando lo que tenemos hoy y recordando lo que no apreciamos antes. Para mí esto es una lección, de lo mal administradores que pudimos haber sido. Hace poco comprendí por la palabra de Dios que nos dice que si en lo poco eres fiel en lo mucho Dios te pondrá. Seamos fieles, aprendamos a vivir en escasez también para que cuando venga la abundancia seamos sabios y tomemos las mejores decisiones poniendo a Dios primero en todo. No es fácil vivir rodeados de noticias como las que cada día confrontamos los venezolanos que nos desanimas pero busca la paz que viene de Cristo que sobrepasa todo entendimiento, y expresa lo que sientes, llora y pide perdón, que haya un cambio espiritual, de pensamiento y de obra los cuales tienen mayor valor si esperamos lo grandioso.
Venezuela me recuerda siempre que necesita un cambio pero más que uno político, social, económico, etc, un cambio espiritual. Me robaron mi teléfono hace algunos días, a esto no le quise hacer mucho hincapié porque nada terrenal es indispensable, que no sea oxígeno, agua, eletrolítos, etc, :D ustedes entienden, digo ustedes porque quizás mi blog algún día será leído por muchas personas. La cuestión es que Dios me ha dado mucha fortaleza para enfrentar las pérdidas, ya que hoy en día en mi país sucede seguido las pérdidas económicas, de moral, principios, humanas, entre otras. Además confío en que Dios me dará algo mejor, sin embargo me he sentido algo afligida porque las noticias buenas se alejan cada vez más, y las que llegan son de corta duración, con esto no quiero decir que Cristo no sea lo mejor que me ha pasado en la vida por que si lo es, sino que hay un obstáculo que nos impide avanzar con pasos firmes. Saber que me robaron de la forma más frívola, porque se ha perdido el amor hacia el prójimo. Un estudiante al igual que yo, con experiencias comunes quizás, viviendo las dificultades, conociendo el esfuerzo para obtener las cosas, y aún así no tener un corazón capaz de no hacer lo que está mal, muy pocos los que practican el bien, pero por lo menos evitar hacer lo injusto porque todos queremos que sean justos con nosotros, y después dicen ¡La vida es injusta! Injustos somos nosotros que no actuamos con verdad y equidad. Hoy me arrepiento porque tiempo atrás fui egoísta, no gastaba el dinero con inteligencia, no supe vivir en abundancia. Muchos fuimos así supongo, pero debo decir que Dios me ha provisto de los alimentos, viendo como usa a otros para bendecirme, cuando a veces quizás no lo merezca o tal vez sí. He visto la gloria de Dios y les aseguro que ella se manifiesta aun más en los momentos donde no podemos, donde nos rendimos ante él para que pelee por nosotros. Me he dado cuenta que estoy intentado callar mis pensamientos de lo que ocurre en Venezuela, trato de no quejarme pero el silencio en mi corazón hace que duela la indiferencia. Quiero contar un poco de mi vida antes de todo esto, y es que en mi vida todo estaba planificado para cumplir mis metas y sueños, pero nos estrellamos con aquellos que no aman el bien común sino el propio, que juegan con las ignorancia y la vulnerabilidad del pueblo. También no solo me encontré con lo que no podía controlar, pues era una niña y los niños no tienen relación con el presente del país sino con su futuro al convertirse en adultos, sin embargo lo mínimo que podía hacer que era poner a Jesucristo en primer lugar, pero luego lo comprendí. Ninguno de nosotros estaba preparado para lo que venía, repito no supimos vivir en abundancia. Cuando niña mis padres me compraban zapatos, uniformes, útiles, alimentos, aparatos electrónicos, juguetes y demás con dos sueldos que actualmente no alcanzan para nada, en mis cumpleaños siempre compraba ropa nueva, pero no compré con conciencia, quizás pude tener muchas otras cosas más beneficiosas pero la vanidad nos lo impide. Confesaré; me volví loca en una venta de garaje porque casi nunca tengo lo que de verdad me gusta, vendí mucha de mi ropa, porque mi mamá no me entiende, lo atribuyo a que me tuvo a una edad avanzada o que perdió esa conexión de que ambas somos mujeres y nos queremos sentir como una. Pude apreciar como las personas en esos sitios de ventas de artículos usados tienen que comprar lo más baratos, la ropa que se estiran de una vez, zapatos que quizás no les gustan por que los que tienen se han dañado, pero en este preciso momento reflexionemos, se agudiza cada vez la crisis, pero aun hay esperanzas. Si embargo de formas inexplicables tengo lo que necesito pero con las que sueños día día, y muchas metas no se han cumplido. Antes habían más oportunidades lo reconozco y por ello quería expresar como mi vida cambió porque ahora dependo de Dios y soportando lo que tenemos hoy y recordando lo que no apreciamos antes. Para mí esto es una lección, de lo mal administradores que pudimos haber sido. Hace poco comprendí por la palabra de Dios que nos dice que si en lo poco eres fiel en lo mucho Dios te pondrá. Seamos fieles, aprendamos a vivir en escasez también para que cuando venga la abundancia seamos sabios y tomemos las mejores decisiones poniendo a Dios primero en todo. No es fácil vivir rodeados de noticias como las que cada día confrontamos los venezolanos que nos desanimas pero busca la paz que viene de Cristo que sobrepasa todo entendimiento, y expresa lo que sientes, llora y pide perdón, que haya un cambio espiritual, de pensamiento y de obra los cuales tienen mayor valor si esperamos lo grandioso.
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